No sé quien ni en que época de la humanidad decidió que el mundo se dividía en dos bloques inamovibles con roles muy diferentes y establecidos de por vida. Rosa y azul. Azul y rosa. Desde que somos pequeños nos enseñan que este es el único esquema que sirve. Si eres niña, estás destinada a jugar con muñecas; si eres niño, coches, fútbol... Si nace un niño, pintamos en azul, si es niña, rosa. Y así en todo hasta que nos hacemos mayores y seguimos con lo aprendido.

Por suerte hay algunas cosas que han cambiado, existen colores más allá del azul y el rosa que  quebrantan la línea invisible que separaba al sexo masculino del femenino. Aunque nos queda mucho por hacer, nosotros aportamos nuestro granito de arena.

¿Cómo?

Con un carro de la compra.

Así de sencillo. Así de fácil. No se necesita estar en un lado u otro de la balanza. El único requisito para llevarlo es ser tú mismo y vivir la vida como si fuese lo único que hubieses venido a hacer: con pasión, dejando huella allá por donde pasas.

Sé amante, sé natural, sé un símbolo... sé lo que tú quieras ser, sé único.

Demuestra que estás por encima de todos los estereotipos posibles, cambia las reglas del juego y comienza un nuevo futuro ahora.

Elige el que más vaya con tu estilo, el que más se adapte a tu personalidad y a tus necesidades del día a día y llévalo de la mano donde quiera que vayas o si no has de llevar peso, cuélgatelo como un bolso.

Vivimos tan deprisa que a veces nos olvidamos de que se pueden cambiar las cosas y  de disfrutar los pequeños detalles que nos ofrece el día a día para hacernos la vida mucho más fácil.